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La alfombra roja de la vida.

  • Foto del escritor: laportenarevista
    laportenarevista
  • 20 nov 2023
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 28 nov 2024

Por Luz Marus


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Todos los hombres, en smoking son muy parecidos. La diferencia se encuentra en la intimidad.

Una de las danzas barrocas de la realeza consiste en ir deslizándonos del brazo de un caballero hacia el de otro, con pequeños saltitos y miradas cómplices.

En la vida, deberíamos danzar como en la danza de la realeza.

De lo contrario, si nos aferrásemos a uno solo por capricho, nos convertiríamos en locas o en víctimas. O en ambas.


La decisión más cuerda y la más artística es la de seguir bailando.

Hasta que alguna vez la danza termine, y nos encuentre del brazo del definitivo. Pero todavía, no lo sabemos.

El momento único de la transición, del tiempo entre uno y otro, nos da vértigo.

Es en ese momento de vacío y de incertidumbre cuando nos sentimos más vulnerables. Como el trapecista en el aire, entre trapecio y trapecio,

antes de tomar fuerte otros brazos.

Es en el aire, en esos microsegundos, cuando más verdaderos somos.

Si no atravesásemos nunca ese vacío, no sabríamos a quien amar. A quién nos une un deseo verdadero.

Nos quedaríamos eternamente en una relación sin pasión, sin deseo y sin complicidad.

Soltarnos. Transitar el vacío. Creer que lo que viene puede ser mucho mejor.

Atrevernos a volver a desear. A probar lo desconocido, que antes creíamos muy lejano o muy distinto.

Darnos cuenta de que el salmón fresco puede ser mejor que un sabroso embutido y la copa de champagne mejor que una cerveza fría de verano.

Sabernos perdonar. Elegíamos lo único que conocíamos.


Pero: ¿Quién dice que siempre sabemos elegir?

A veces la vida elije por nosotros y sólo tenemos que entregarnos y bailar y girar sin mirar atrás, como en la danza de la realeza, deslizándonos de un brazo a otro con sutileza.

Y soñar que cuando la danza termine, nos encuentre al fin, caminando por la alfombra roja de la vida, sosteniendo una copa del mejor champagne francés, del brazo del hombre con smoking más alto y lindo del lugar.




 
 
 

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Dirección:

Luz Marus

 

Fotografía: 

Sergio Levin

 

Comunicación:

D. Durañona

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