ES LEY!

Por Sofía Elena.

¿Qué haríamos si hubiéramos nacido en una fábrica y sido criadas en la espalda de nuestra madre mientras trabajaba? ¿Qué haríamos si a los 12 ya tuviéramos que fregar a su lado y a los 13 hacernos cargo de nuestres hermanes y a los 14 tener cáncer de pulmón, por 2000 pesos a la semana?

¿Qué haríamos, si la tenencia de nuestres hijes solo la tuvieran los padres, que por no saber cómo criarles y trabajar a la vez, los dieran en adopción, aun cuando su madre está disponible para hacerlo? ¿Qué haríamos si nos los sacaran porque estamos obligadas solo a trabajar?

¿Qué haríamos si, en el mejor de los casos, nos forzaran a casarnos con quienes no deseamos, solo por un arreglo familiar? ¿Qué haríamos si no nos pudiéramos divorciar o se quedaran con nuestros bienes ganados o heredados, o se los dieran a nuestros familiares varones?

¿Qué haríamos, si tuviéramos que estar confinadas en nuestras casas haciendo flancitos, peleándonos con las otras mujeres de la familia para ver quien cuida a la madre de nuestros maridos?

¿Qué haríamos, si no tuviéramos la posibilidad de heredar nada de nuestras familias, ni comprar una casa, ni siquiera aplicar a un alquiler? ¿Qué haríamos si ahora, no nos permitieran trabajar porque pertenecemos a la casa? ¿Qué haríamos, si no pudiéramos ir a las escuelas o a las facultades a estudiar, tener amigos, un círculo social, leer un libro?

¿Qué haríamos, si no pudiéramos votar presidencias, pero tampoco delegades, directores de carrera, centro de estudiantes, ni siquiera mejor compañere de curso, porque no pudiéramos, ir a cursar?

¿Qué haríamos si no nos dejaran estudiar arte, escribir un poema, hacer una escultura? ¿Qué haríamos, si no se nos permitiera tener nuestros proyectos de vida, ser emprendedoras, ni administrar nuestra plata o tiempo como se nos cante?

¿Qué haríamos si no pudiéramos ir al teatro, ser actrices o sonidistas o ir a un recital? ¿Qué haríamos, si no se nos permitiera leer el diario, sacar una foto, escribir una nota, ser periodistas? ¿Qué haríamos si hoy no se nos estuviera permitido tener un celular, ver una serie de Netflix, ir al cine con una amiga?

¿Qué haríamos si a nuestres hijes no se les dejara salir con sus amigues, ni ir al colegio, a la facultad, leer un libro o estudiar, ponerse la ropa que les guste, glitter en las mejillas o que salgan a bailar? ¿Qué haríamos si su padre les golpeara al llegar, o su marido les abandonara con sus hijes, o sus jefe abusaran de elles?

¿Qué haríamos si quisiéramos llamarnos con otro nombre del que nos dieron al nacer, casarnos con quien deseáramos, ver y sentir nuestros cuerpos de otra manera, tener otra identidad en el DNI?

¿Qué haríamos, si por el cumplimiento de alguno de esos deseos y derechos, no pudiéramos trabajar, amar, tener una familia? ¿Qué haríamos, si nos obligaran a tenerla? ¿Qué haríamos si por eso, nos pudieran asesinar?

¿Qué haríamos si con determinadas partes de nuestro cuerpo no pudiéramos trabajar, pero con otras sí, 17 horas por día todos los días por dos mangos? ¿Qué haríamos si, simultáneamente, solo pudiéramos dormir 5, tuviéramos que criar a nuestres hermanes, y con la menstruación, a les futures hijes, pero sin cobrar?

¿Qué haríamos, si tuviéramos que ser madres a los 12?

¿Qué harías si tuvieras que serlo a los 28, si no es lo que querés?

¿Qué harías vos, si no pudieras elegir?

Las respuestas a estas preguntas son el motor de nuestro avance. La libertad y autonomía, la soberanía de nuestro deseo, de nuestros cuerpos. Aún hay tanto por hacer, pero la historia no se hace ni se cambia con quienes la miran de costado y el presente no se hace sin historia.

Hace años veo pañuelos verdes en las casas, en las camas, en las muñecas, en las ventanas, en los poemas, en los ojos de mis hermanas.

Desde hoy, también están en la constitución.

ES LEY