EL QUE SE VA SIN QUE LO ECHEN. Por Sergio Levin
- laportenarevista

- 11 oct 2020
- 2 Min. de lectura

Corrían los mediados de los 80 cuando conocí a mi actual mujer y se dio una oportunidad de ir a Estados Unidos para que ella hiciera su beca de posgrado y yo fuera de acompañante
En la Argentina tenía muy poco trabajo, inflación y mucha inestabilidad, no tenía muchas cosas que me ataran.
Fuimos por un año que duraba la beca y terminamos quedándonos 8
Eran tiempos tranquilos sin terrorismo ni desconfianza por el extranjero, al contrario, éramos bienvenidos a tal punto que en una de las tantas idas y venidas a la Argentina de visita, cuando llegamos a Estados Unidos nos dijeron que la visa estaba vencida y no podíamos entrar, las opciones que nos dieron fueron, o se vuelven a la Argentina y tramitan la visa, o pagan una multa de 20 dólares, sorprendente la ingenuidad de los Yanquis.
Fuimos y vivimos una cultura diferente como dice Leon, nos hicimos muchos amigos americanos entre los cuales estaba mi representante, yo trabajaba como fotógrafo y él me conseguía trabajo, y alguna vez me confesó que yo era su mejor amigo, para mi era un simple conocido. Son gente muy solitaria y muchos se escudan en el alcohol para paliar sus angustias, yo no tomo y eso puso una barrera en ciertas relaciones ya que a la salida del trabajo todos van al bar a tomar.
Otro choque cultural fue cuando una pareja amiga nos pidió un favor, que cuidemos a su hijo en una salida que tenían y cuando volvieron pretendieron pagarnos por la gauchada, que para su sorpresa, no aceptamos.
Una cosa a favor de su ingenuidad es que en nuestros trabajos progresamos muchísimo gracias a nuestras capacidades y no a nuestras relaciones, laboralmente nos fue excelente.
A los siete años de estar allí decidimos embarazarnos y antes que nuestra hija cumpliera un año, volvimos porque queríamos que se críe con los afectos nuestros.
La experiencia nos abrió mucho la cabeza, pero siempre nos quedará la duda de qué hubiera pasado si nos quedábamos
... volvimos sin que nos llamen.



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